Siento que debo llenar un hueco cuando, realmente, la vida consiste en romperse las rodillas y dejar que sangra el corazón para después apreciar la oscuridad y, a la vez, la felicidad. Entender, mientras enciendes la llama de tu ser, que florecer también es ir marchitándote, muriéndote. De ahí nace el arte de ser uno mismo. De la esencia viene el dolor. Creo y deseo en lugar de crear y hacer ¿Por qué me sucede esto? Esa cosa extraña tan existencial… A veces siento que me falta amor (propio) y que se me descuelga el corazón. Y, justo ahora, a cinco minutos para salir de casa, con el café recién hecho, voy tarde. Como cada día que pasa. Voy tarde a la vida, al acto, a la palabra y al verbo en gerundio.
No sé, ¿Tú qué sientes? ¿Piensas? ¿O solo existes?
Hacía tiempo que no me analizaba haciendo una crítica constructiva, o destructiva. Intento evitar lo oculto, lo amargo.
Y tú, ser humano, ¿Para qué estás vacío?
Cuestión interesante, te la responderé algún día. ¿Para qué estamos vacíos? ¿En qué momento se nos ha pasado por el corazón ahuecarrnos maś de lo que ya somos? Tenemos tan poco… Desde la niñez y durante la adolescencia rompemos la relación con nosotros mismos. Aquel lazo que es invisible porque jamaś estuvo y tampoco estará.
Lo que deberíamos romper es con los esteorotipos. De esas etiquetas, enganchadas en la frente como si nada, naace la diferencia. Y cada vez nos aislamos más, pues es raro ¿No? Eso, quiero decir, el acto de sentir océanos coléricos.
Déjame decirte, los atardeceres habitan en ti, eres uno de aquellos que brillan. Eres luz. Créemos encontrarnos. ¿Sabes qué? Que estamos, ahí, palpitando, y tan perdidos. Solo consiste en sonreírse cada mañana delante del espejo. Tu reflejo te está hablando. Quiérele, quiérete. Así, ya sea roto, vacío o ahogado en un sielncioso llanto. Ámale, ámate.
Me fui por las ramas del sentir, cierto. Solo quería responder ¿Para qué estás vacío? Pues respóndete tu mismo.
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