¿Para cuándo el final?

silhouette of a woman at night in urban setting

¿Qué sucede? Que la vida pasa, no perdona y arrasa, aunque una no quiera ni tampoco le pertenezca esa guerra. La que me gustaría perder, sí, zanjar la batalla, soltar la armadura, instaurar el cartel de paz para, por fin, bailar en una solitaria libertad, pero abriendo las alas, empezando a volar. Me apetecía saltar, apostar por ese precipicio. Resulta que está maldito. ¿Ya viste mis ojeras? Están feas. Y, yo, que me voy con la mirada nublada y el alma enturbiada. Mis pestañas se caen como todos mis deseos. Tampoco te hablaré de anhelos…, es que se van dejándome cada vez más alocada. Pero, yo, en ese vaivén… ya ni sé ni tampoco puedo, ¿O sí? El caso es que me quedo. Vaya, que si me quiero. Aunque ojalá todo brillase de otro tipo de color. Dicen, dicen, que siempre acaba saliendo el sol…, ¿Pero y si soy la luna? ¿Seré, quizás, la lunática? O la desconocida y, a la vez, la fanática. ¿Algún día dejaré atrás las metáforas? Amanecen las lágrimas, se van saliendo entre realidad y verdad. Será que voy jugando a evitarlas, quizás consiste en olvidarlas. ¿Cómo se arranca una misma la coraza? Está ya tan machacada. Quisiera, si fuera posible, ensancharme la esperanza, abrazarme a la fe. ¿Pero cuál? ¿Con qué final? Ahora, escribiendo con conocimiento de causa, quiero una casa, sentirme amada, ilusionada, enamorada, pero solo veo grises y nubes polvorientas y peldaños rotos y papeles arrugados, y a mí cayéndose por aquel ventanal tan descomunal que me grita a susurros que me tire, que así me ubicaré en otro espacio estelar menos mortal.


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