Momento emotivo

Y me quedé llorando con mi rostro mirando hacia la pantalla del portátil, mientras interiormente pensaba «Que bonito y doloroso». Una entrevista donde florecieron las emociones, donde me sentí identificada plenamente.

Hacía tiempo que no revivía un momento así, que no me reencarnaba con mi pasado profundo. De mi alma salió aquella cicatriz, y un pequeño rasguño la quebró. La sangre seca se rompió dejando al descubierto el agujero por donde entraron lágrimas que se iban introduciendo en mi coraza resquebrajada.

Gracias a mis llantos me pude sanar y, aunque fuera sólo un poco, pude salvarme de caerme por el precipicio. Aquella vez no salté, lo solté y me quedé en mi guarida siendo pequeña pero fuerte, muy fuerte.

De aquel modo comprendí que todo tiene su significado, su dolor y su momento. Su intensidad y su horror. No de todo se sale, ni se llega a superar pero sí que se recuerda con una gran sonrisa de oreja a oreja y con una emoción en los ojos por el recuerdo, el sano. Porque la realidad fue otra muy distinta, aunque al recordarlo fuese emotiva.

Y sólo por el simple hecho de haberlo vivido y decirse a uno mismo «Ya pasó, ya pasó».


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