Milagro de la vida, déjame soplarte, como cuando empiezas y nunca terminas.
Y engánchate, como las gotas en la ventana.
Y mírate, no eres ya alma.
Sonríete, que te quieran los pájaros cantarines. Déjales que te quieran.
Y bésame, milagro, explícame lo bonita que es la vida sin ser sentida, o sintiéndola demasiado.
Ahora es nunca y nunca es nada, pero siempre será todo.
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