La margarita

Me apetece, ¿Cómo decirlo? Caerme y quedarme para siempre, siendo eterna, en ese hueco mío. Hacerme ovillo, detenerme y no salir jamás. Sí, que la tierra me ahogue en ella para después convertirme en estrella. Jamás regresar a mi antiguo hábitat. Voy, así, tan cansada, con mis ojeras y llena de goteras, que ya dudo de si podré seguir. Tengo la capacidad, que parece inédita, de sangrar y llorar y de sacarme las heridas con no sé qué, que me vayan saliendo más astillas. ¿Tanto se aprecia mi «cansancio emocional»? Quise quedarme, en un pasado raro; mi yo del pasado. Ni poético ni tampoco real, simplemente me fui desdibujando en formato superficial. De golpe y soplido o susurro amargo, me manda la tristeza y se me sueltan, tan secas, unas cuantas lágrimas disecadas. Ahora me aprietan algunas costillas, ¿Serán las espinas? Creí que florecía…, a veces me siento margarita, así, pequeña, desnuda y quieta, que solo se mueve al vaivén del viento. Y vuela y vuela y allá se queda.


Descubre más de perezitablog

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Comentarios

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más de perezitablog