Entonces me quedé así. Paralizada, pensativa. ¿Qué sentido tenía la vida sin el amor? Porque por mucho que luches, que corras, que grites, que arranques -almas-, sin amor nada. Nada.
¿Sabes? Ahora, sí, ahora, te estaba observando por Skype y desde la lejanía te sigo queriendo. Te amo. Es hermoso ese acto y que lo sientas tú, también.
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