Cuando los ojos se nublan para brotar de ellos agua salada, amarga, desendulzada. Te sientes que el mundo se derrumba, pero para volver a empezar. Para levantarte. Para no cuestionarte nada más que el motivo de las cosas, su causa, su grandeza o, sencilleza.
Sientes que reempiezas y, eso, es bueno. Muy bueno. Porque reempezar significan nuevas oportunidades, caminos abiertos, destinos inciertos y, ciertos.
¿Y qué te voy a decir yo a ti? Si ya sabes de qué va todo esto. Si sabes que la vida consiste así, y la gente de igual manera. Que el mundo no gira entorno a ti y que, tú, estás de paso en él. Que la gente es sólo gente y tú, eres humano. Tienes el derecho de vivir.
Vive.
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