La lluvia decae,

pero tú eres arte,

porque las flores

florecen de ti.

Te fuiste a Marte,

y, cuando regresaste,

te amaste.

Ahora, eres un sastre,

de las palabras descosidas;

idas y venidas.

Derrumbamientos mentales,

tsunamis hechos de cristales,

como tu alma,

que es una flor ensangrentada,

marchita y deshilachada,

pero que florece cuando abunda el agua,

o, se ahoga de tanto sentimiento;

puro y lúcido, ópaco y hueco.

Tierra y eco.

Para mi amigo incondicional,

de Ann.


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