Quiero,
que me quieras con la carita de niña pequeña. Con ese tono infantil. Con las uñas mordidas, con mis fantasias de ilustradora de poesías.
Quiero que me quieras despeinada, con ojeras y cansada. Con un libro entre mis manos, descalza y sin zapatos.
Quiero que me quieras porque sí, sin remedios, con la totalidad. Enterita y completita. Desde los pies a la cabeza.
Quiero que me quieras.
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