Se sentó en la silla de su escritorio, cruzó las piernas y empezó a balancearse hacia delante y hacia atrás. Como iba con tejanos, el cruce le tocaba el clítoris y le daba más placer. Entonces se imaginó cómo le tocaba él, desde los pies hasta la cabeza y con ternura y delicadeza. Con mucho deseo y amor. En unos instantes cortos explotó.
Orgasmo instantáneo
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