Tal vez, me falte oxígeno. ¿Que digo tal vez? De hecho, me falta; salir a la superfície y respirar.
Respirar.
Pero yo me vuelvo a ahogar, cada vez más, descendiendo por un recorrido que parece no tener fin.
Hasta que toco fondo, el suelo del mar. La arena del abismo, porque está todo oscurecido y no se puede vislumbrar ni una pizca de sol, ni una pizca ya de océano, aunque sea parte del mismo.
Sólo digo que,
ya no puedo.
Ya no más.
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