La luna nos acompañaba en nuestra guerra hacia nuestros corazones, tiernamente entrelazados, los que palpitaban rápidamente sin querer.
Absorta me sentía, en otro cielo, en otro mundo, en otro Universo.
Mi corazón floreció, de él nació una pequeña rosa roja cuando sus sentimientos salieron y sus palabras empezaron a fluir.
Volé, voló, volamos.
Yo también fluí. Y sonreí, y reí. Y, luego, me puse a temblar. Miedo; al primer beso, al amor. Miedo al dolor.
Y es que el primer beso es jodido, pero el amor. Y no quiero hablar del dolor, el sufrimiento. La angustia, la desesperación y el llanto.
Se me cristalizaron los ojos, sólo un poco.
Fue romántico, una noche mágica.
Mi primera noche mágica.
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