Voy tirando los días,
así como quien tira mierda a la basura.
Pero estoy bien, lo estoy.
Que sí, no me mires así, con esa cara de interrogante.
Voy bebiendo sorbos de la mala vida. La impura, la amarga. Y no me sientan mal.
Aun así, me pongo a bailar delante del espejo. Y sonrío. Y río. Carcajada medio alegre. Entonces, pienso y me pienso: «No estoy tan mal. Si soy hasta un poco bonita.» Luego se me pasa, cuando me estrello contra la realidad, pura e insana. Porque me vienen los malos recuerdos; chipazos de demasiada realidad. Abundancia de ella.
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