Las luces brillaban en la ciudad, empezaba la Navidad y, yo, cabizbaja en aquel aprieto.
Qué negro mi corazón, como el carbón.
Y qué miedo; angustia por todas mis venas.
Reviví en un intento de morir, porque fui. Fui alma suelta ante un viento que soplaba fuerte, arrancándome del suelo, siendo abrumador.
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