Los Pazos de Ulloa, Emilia Pardo Bazán

Emilia Pardo Bazán fue novelista, periodista, ensayista, crítica literaria, dramaturga, traductora, editora catedrática y conferenciante. La escritora introdujo el naturalismo en España y fue una de las autoras más destacadas del siglo XIX por promulgar sus ideas en relación a los derechos de las mujeres, promoviendo que estas debían instruirse, educarse.

Su obra más conocida es Los Pazos de Ulloa (1886) trata sobre el costumbrismo de los Pazos de la familia de Ulloa y de la sociedad de aquellos tiempos. La sociedad el siglo XIX se refleja a través de los personajes y un contraste de ideologías que rompen con la época, pues muestran cómo la cotidianidad del momento: Julián, el capellán, es estrictamente religioso, cristiano; don Pedro Moscoso es el marqués, bastante comprometido a seguir el libre albedrío; las hermanas, entre ellas, Nucha, quien acabará siendo la mujer Ulloa, esposa del marqués; Perucho, el niño pícaro; don Eugenio; Sabela, la criada que es descrita como una mujer provocadora, y los cazadores.

La estructura de la novela, se divide en tres partes, compuesta por veinte capítulos. En la primera parte, se describen los Pazos de Ulloa, la casa, la familia y su convivencia. Desde un inicio, por el tiempo otoñal, se nos presenta el jinete Julián Álvarez cabalgando hacia la casa de los Ulloa para servir al sacerdote, señor abad de Ulloa. Durante su estancia en los Pazos, el capellán, va descubriendo progresivamente cómo es vivir allí. Primeramente, decide adoctrinar a Perucho, un niño (Primitivo) del cual no se sabe de dónde proviene, pero acaba fracasando en los intentos por instruirle. Seguidamente, las hijas de don Manuel, las señoritas de la Lage, están destinadas a casarse con alguien del mismo estatus social que ellas. Entre todas, la elegida es Nucha, quien, a finales de verano del año próximo, se casa con don Pedro Moscoso convirtiéndose en la señora Ulloa. En la segunda parte, hay una clara controversia entre los pensamientos de Julián, el capellán, y de don Pedro Moscoso, el marqués: Julián está en desacuerdo con la forma de pensar y de actuar de don Pedro Moscoso, por eso decide marcharse de los Pazos pues se siente culpable por encubrir las relaciones sexuales entre el marqués y Sabela. Y ya en la tercera parte, observamos cómo Julián se va de la casa precipitadamente mientras su estado anímico va decayendo y, paralelamente, obtenemos la imagen de la casa de los Ulloa que se ha ido deteriorando con el paso del tiempo.

Concluyendo el enlace, después de diez años, Julián regresa a los Pazos, donde todo se ha transformado, esfumado e incluso muerto. Aún queda una chispa de esperanza dentro de un lugar lleno de tristeza y desgracia cuestionándonos si los siguientes herederos de la casa serán el hijo de Sabel y la hija de Nucha. La Iglesia está empobrecida, más que tiempo atrás y todo en conjunto sigue en ruinas, incluso los corazones de los seres que habitaron y habitan todavía allí. Y, Julián, se encuentra más viejo y desgastado y abatido de lo que ya lo había estado en su juventud.


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