Esta noche estoy caótica,
así que puedo escribirte
cualquier nota,
hacerme la tonta,
la loca.
Porque saldría a la calle
si estuvieras aquí
y te cantaría, por ti, por mí.
Por la luna, que nos observaría,
envidiosa.
Y bailaría cualquier cosa,
una copa, de vino tinto,
en la mano izquierda,
y mi corazón de piedra,
sujetándolo con la derecha.
Mente borrosa,
mirada maliciosa.
Un brindis, dos.
Un adiós, un vuelvo a por ti,
un caer.
Y me vuelco,
cayendo otra vez
por la boca del pez.
Precipicio maldito,
que no deja de crecer.
El ramo dejó de florecer,
empezó a decaer.
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