Esperando al diluvio (2022) de Dolores Redondo trata sobre un caso sin resolver desde el siglo XX, uno que la sociedad ha denominado como el de Jhon Biblia, un asesino en serie. Este caso tiene dos persepctivas. La primera se basa en una leyenda, y, la segunda, se centra en la fe del policía detective Noah Scott Sherrington. La historia, con chispazos de realidad histórica, está ambientada, principalmente, en Bilbao.
Respecto a la estructura de la novela se divide en tres partes: el antes, el durante y el después. En un inicio, la escritora omnisciente describe la situación y el contexto en el que se encuentra el detective hasta que paulatinamente el lector comprende totalmente de qué manera se siente Scott Sherrington. Además, se va introduciendo el problema principal. Entre líneas, en el nudo, también entendemos los intríngulis del asesino, es decir, porqué mata, su modus operandi y sus sensaciones más internas y vertiginosas. Incluso, van apareciendo varios personajes como Mikel Lizarso, Maite y su hija, Kintxo, Bego, Rafa, Collin, Lucy Cross y la Doctora Elizondo.
Entre las sensaciones, cabe destacar las corazonadas, los varios instintos que va teniendo el detective Sherrington, como también distintos sentimientos opuestos y translúcidos. El amor, el miedo y el dolor son algunos de ellos, que gracias a estos nos ponemos en la piel de los protagonistas y de los personajes, incluso del asesino. Por tanto, obtenemos una perspectiva completa y desde varios ángulos.
Concluyendo, considero la novela como estar en medio de un cóctel de intensidades con un final hermosamente roto, con un desenlace que te deja en un shock intermitente y en un vacío muy profundo e interminable.
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