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  • Aquello

    Me han dado motivos, razones, para no irme, alejarme de todos y apartarme. Yo, quería pero, un día todo cambió. Sucedió. Aquello menos esperado, sucedió…

  • tu voz

    No pude dormir, pues estuve escuchando tu voz a cada segundo la noche anterior. Sé que me observas, detenidamente, te escucho, a cada rato. Consciencia inerte, quiéreme. ¿Algún día me llamarás? No lo sé, no lo sabes. Te escondes en la oscuridad de la noche, debajo de mi ventana, observándome. Y sé que me repito, pero es lo que haces. Te escucho. Mucho. Te amo. Mucho. Leíste un escrito mío, identificándote en él… Después hablaste de que soy buena escritora, hablaste de mí. Pero, yo ya no sé si eras tú, aunque mi certeza me dice que sí.

  • sexo y amor

    No sé qué me pasa, me siento sin ganas. Tal vez necesite sexo, sí, será eso. O amor, también.

  • ¿?

    ¿Y por qué se escribe del desamor? Nunca se escribe del amor y, si se hace, se escribe de uno idealizado. ¿Qué será de nosotros? ¿Qué será de nuestra verdad? De los humanos, ¿realmente nos enamoramos? O es todo una ilusión porque, cuando te enamoras sientes como si estuvieras en una ensoñación. Y entonces tu realidad no es tu realidad.

    Cambiando de tema, me gustaría saber qué se siente al no sentirse enamorado. Pues me enamoro de cada espectáculo brutal, mínimo detalle esencial.

  • Calor

    La calor me abrasa, es terrible. Miedo tengo a marearme y, caerme al suelo. Un aire corre por mis venas, no quiero que se desprenda. Tomo el agua que mi padre me ofrece. Aquí, en el Garden, el sol se hace grande, inmenso. Me intento concentrar en la música, la que sale de mis auriculares o, observo mi ropa. Voy con un mono granate de florecitas. Me sienta bien. Y veo a las personas pasear, veo a una mujer con el pelo blanco trenzado, una madre con un cochecito, a mi padre. Necesito ir al coche, calor insoportable.

  • el mundo

    El mundo se me desmorona. Te esperaré eternamente, debajo el cielo estrellado, en medio de la oscuridad. Yo y mi destreza. La luna que ilumina mi faceta de niña buena. Ya no sé amar, no me busques. Y aunque te esté esperando prefiero que no vengas, y que si estás, vete. Ahora me estoy queriendo, con mi yo roto, con los trozos esparcidos por el suelo. Que ni encajan, pero me da igual. No es necesario encajar, de hecho, no me da la gana. Porque empieza a llover y es hora de irse. Me gusta quedarme, como siempre. Saborear el tiempo, sentir el viento. Tocar el cielo. Mojarme el pelo, la cara, el cuello y el cuerpo entero. Y no querer parar por algo que se sabe amar con la ausencia de la necesidad, porque eres ese precioso instante en el que la lluvia cesa y la tierra huele a mojado.

  • orgasmo

    Se sentó en una silla con las piernas cruzadas, una encima de otra, notando el tanga blanco de encaje estirado hacia arriba, provocándole una sensación agradable en sus partes más íntimas. Movía su pelvis balanceándola como un columpio, al ritmo de la melodía que sonaba de la radio, y sus manos se agarraban fuertemente a la silla. Después, con los ojos cerrados, sentía el tacto de sus senos y, moviendo la cabeza hacia atrás con sus cerezas erguidas llegaba su momento más esperado, el orgasmo.

  • «Borrando se aprende»

    Y ahora entiendo la frase que decía un profesor de mi instituto: «Borrando se aprende», la entiendo a la perfección, porque lo he sentido y me ha pasado. ¿Vosotros la entendéis?

  • Echar de menos

    Echo en falta un «¿Te vienes a desayunar?», un «¿Nos vemos mañana?» o un «¿Cómo te está yendo?». Echo en falta preguntas que, quizá, jamás sean hechas pues nunca será el momento oportuno, adecuado. Te echo en falta, aunque, en verdad, nunca has estado. Quiero decir, estabas, pero sin estar. No eres de los chicos por los que se preocupan, preguntan con sutileza y cuentan su vida. Eres egocentrigo, te doy lo mismo, no soy tu chica. No valgo la pena, eso me demuestras… Espero, espero a alguien distinto a ti, que sea atento con prudencia y me quiera para amarme y no alejarse más y más de mí. Te echo en falta, amor mío ¿quién serás tú? ¿quién será el indicado?

  • Cosas de la vida

    Y las cosas pueden cambiar, en un abrir y cerrar ya no estás. Me desvanezco, ya no soy ser, y quiero serlo. ¿Vale la pena vivir? Me pregunto, y me cuestiono mientras las lágrimas arrasan mi rostro entero. ¿Qué he hecho? ¿Qué estoy haciendo?

  • ¿No te pasa?

    ¿A veces no te pasa que te sientes inexperto ante la vida?

  • Y no estás,

    nunca estás, cuando te necesito desapareces en tus profundidades de la vida, si es que tienes. ¿Sentimientos? Jamás. Estás demasiado ocupado con lo tuyo. Pero ahora escribo para poner punto y final a esta historia que empezó y pareció no tener fin, pero que, ahora, el fin lo pongo yo. Estoy cansada, de ti, de tu actitud. No aguanto más. No me quieres, ni me amas. Sólo me necesitas, soy tu necesidad y eso yo no quiero serlo. Quiero ir más allá, sentir el sentimiento que tú no has hecho fluir por mis venas. Y escribo con amor, a veces con rencor o dolor y, ahora, con indiferencia. La misma que la tuya. Ya me da igual, error tras error. No hay solución. Perdóname si algo he hecho mal, pero por el bien de los dos, se acabó.

  • mi escapatoria

    Mi escapatoria eres tú, pero, si no estás, ¿con quién podré escapar? Te escuché, sé que estuviste allí, ¿por qué no me llamas y me preguntas si estoy bien? Justo al momento de preguntármelo te diré que sí, porque estás allí pero aquí.

  • Hoy

    me voy a tomar las cosas con calma, pues no quiero llegar al estrés extremo. Y es que es un día especial, uno de mis favoritos, pues llueve. Amo la lluvia. Me encanta.

  • Algún día…

    ¿Algún día soñaremos nuestros deseos? ¿Algún día desvelaremos nuestras verdades más ocultas? ¿Algún día aquello tan anhelado se hará realidad? ¿Algún día llegará ese algún día? ¿Algún día dejaremos de ser tan miserables? ¿Algún día amaremos de verdad? ¿Algún día dejaremos de dudar? ¿Algún día seremos honestos con nosotros mismos? ¿Algún día dejaremos de cometer errores? ¿Algún día volaremos hacia las montañas? ¿Algún día se dejará de juzgar? ¿Algún día se parará de robar? ¿Algún día tú y yo seremos un nosotros?

  • Belleza

    Belleza que veo donde nadie la ve. Distinta, pero bonita. Y querida, desde mi perspectiva. Las hojas secas rotas, las gotas desechas en primavera. Ese preciso momento cuando el viento cesa y calla. El sol en invierno escondido por culpa del infierno. La madera mojada, las paredes rasgadas. Las uñas mordidas, el pelo enredado. La ropa desencajada, las ojeras. Labios cortados. Miradas tristes y sonrisas apagadas. El arte en las nubes. Personas torpes. Tormentas de madrugada interminables. Palabras vacías. Libros que se releen. Aquellos que se odian, los que no se quieren. Canciones ardientes, música de los noventa. Y felicidad donde no la hay. Saltar charcos. Ponerse un gorro de lana. Autofotos. Y, sobretodo el invierno; mi querido y amado invierno.

  • (sé) siento

    Sé que eres honesto, sensible, humilde, con mirada triste y corazón de buena fe. Tus sentimientos reflejados por tus ojos gritan la realidad -no la verdad-, y yo los puedo interpretar. ¿Acaso me conoces? No, jamás. Soy lo que nunca sabrás, mi yo está escondido detrás de la oscuridad. Me gusta bailar entre las cenizas, cuando las llamas están apagadas y el fuego ya no ilumina los reflejos de nuestro interior. La luna es la única, puede, que sepa quien se añora a cada instante, y yo te añoro. Triste, que no sepas de mi existencia. Y, algún día, espero que te des cuenta de que te quiero. ¿Sabes que sería emocionante? Que me leyeras y que después me respondieras sin responder. Como un mensaje instantáneo, sin contenido. Algo que se pueda deducir, descifrar con un poco de memoria e ilógica. Sin racionalidad, de ahí sale la verdad.

  • destroza corazones

    Destrozo corazones, sólo me limito a mis propias limitaciones. Y lo siento, de verdad, con toda mi alma. Pero cuando hay amor, todo lo otro lo supera, y no puedes aunque quieras evitarlo. Siempre alguien saldrá herido, y otro medio perdido. Aunque haya ganado la batalla, pero es que en una guerra siempre se pierde, nunca se gana. Porque si los dos estáis enamorados, si vuestro sentimiento es leal, fiel, no morirá. Resurgirá entre las cenizas o de la nada. Lo jodido, es que los dos acabáis jodidos, felices, tristes, desechos, triunfando, lo jodido es que los dos sentís por igual, y eso duele, aunque a veces saltes al vuelo; pero siempre aterrizas cayendo de culo al suelo, desarmando tu alma, quedándote más muerto que un muerto. Viviendo con un vacío eterno. Y que bien que tú me lo llenas con una mirada y una sonrisa, entera, que me rehace por segundos y me deshace por largos minutos de mi desgraciada vida.

  • «Estoy…»

    Este es un escrito mío del 2015-2016, cuando tenía entre 15 y 16 años… espero que os guste!!

    De piernas cruzadas estaba sentada en la silla naranja de su escritorio, con la cabeza hacia atrás y mirando el techo blanco de su habitación. Las zapatillas cayeron de sus pies estallando contra el suelo, haciendo un leve ruido justo cuando giró todo el cuerpo quedando de cara a la pantalla del ordenador, que permanecía encendido. Sopló cansadamente descruzando las piernas y poniéndose las zapatillas. Se centró en el salvapantallas, tocó una tecla y abrió un documento de Word.

    “Estoy…”

    Se levantó apresuradamente sin motivo alguno, y como si alguien la estuviera observando a sus espaldas, salió del cuarto dirigiéndose al baño. Después de lavarse la cara se quedó mirando el rostro que se reflejaba en el espejo. Entrecerró los ojos acercándose aún más al cristal. Observó unos grandes y expresivos ojos, semejantes al color del café con leche. Analizó sus cejas, ni pobladas ni despobladas, bien colocadas y perfiladas. Echó un vistazo a su melena castaña, donde de ella caían mechones rubios sin parecer superficiales. Se relamió los labios y sonrió falsamente, dejando ver la dentadura blanca, pequeña y perfecta, que le quedó después de año y medio llevando hierros. Finalmente recorrió todo su cuerpo, desde su arrugada nariz hasta sus pies. Llevaba puesto un pijama gris y negro del Mickey Mouse, que de los tobillos le quedaba corto.

    Salió y se sentó otra vez, para seguir escribiendo.

    “Estoy cansada de lo mismo, de leerme una historia, ya sea a través del móvil en Wattpad, en papel o descargada desde mi ordenador, y ver como el final siempre tiene que ser el mismo: bonito y feliz donde todo acaba de una manera perfecta. Estoy cansada de leerme tropecientas historias y llegar a la misma conclusión siempre. Porque no es justo, no hay derecho. Me pongo en la piel de los personajes, siento todos sus sentimientos y emociones, muero o revivo con ellos, para después llegar a aquel absurdo final que es demasiado incoherente; ya que todo se basa en equis casualidades con el objetivo de construir y formar un final maravilloso, aunque detrás de toda esta farsa quieran ocultar la maldita verdad. Y aunque sea maldita, prefiero que sea maldita, cruel y dura, que no hipócrita y superficial.

    En realidad, estoy indignada hacia ese tema amoroso que acaba saliendo en todas las novelas, escritas con palabras agujereadas y ahogadas, sustituidas por palabras relucientes y vivientes. Puede que la culpa sea mía por caer en las entrañas de esos hechiceros libros que te dejan sin salida, hasta que finalmente, y por arte de magia, se abre de ellos la puertecita nunca hallada anteriormente, que trae la respuesta a esa pregunta que tenías dentro de tu cabecita durante toda la larga lectura.

    El problema es que a mí no me sirve la respuesta, porque de ésta surge una pregunta inútil; el porqué. ¿Por qué los escritores hacen eso? ¿Qué intención tienen en hacerte sufrir? Leo tanto que me he acostumbrado a vivir dentro de un mundo inexistente, sumergida en una burbuja flotante ya inexplotable. Porque ya no vivo, sueño. Mi cerebro, de una forma incomprensible, construye ensueños de los cuales no puedo deshacerme ni con una cachetada fuerte en mi cara.”

    Control G, documento de Word guardado. Lo cierra y apaga el ordenador.

  • Entonces, te bloqueas

    y las palabras no te salen. No sabes cómo continuar, necesitas un cambio, algo distinto para poder avanzar. Pero no lo encuentras, no está, inexistente. Aun así, lo intentas y, sino, lo dejas apartado a un lado. Aunque quieres seguir intentándolo, no te quieres rendir. Y las palabras siguen saliendo de tus dedos pero no son las que tú quisieras, son otras, diferentes, atrás se quedan, no alcanzan la profundidad que quisieras darles.

  • Desde mi ventana

    La cabeza me retumba las orejas, aun así observo el paisaje que se me ofrece desde la ventana. Un sol resplandeciente iluminando las copas de los árboles. Sólo veo verdor, aunque un poco de blanco, negro y marrón también, pues hay dos bloques de edificios y un hotel, el Sabadell. Simplemente puedo leer la primera palabra «Hotel» y las tres primeras letras «Sab», grandes y gruesas, de color blanco. El cielo es azul celeste, uniforme, lo observo.

  • Rompiste mi muro

    Me estoy enamorado de un misterio, el mío. Suceso inverso. Laberinto con salida, al final habrá la luz que brillará como una luciérnaga. Lo sé, maldita vida. Me pillaste en medio de un huracán, el más gigante, el que rompió contra mi muro de protección hacia el amor. Rompiste mi decisión.

  • normalidad

    Me cuesta levantarme de la cama, pues el sol aun no ha entrado por la ventana y la oscuridad me deslumbra en sueños. Después de poner un pie en el suelo, y el otro también, camino, medio sonámbula, hacia el baño y, cuando salgo, me dirijo a la cocina. Allí me preparo un vaso de leche con Neskuik y cereales Special K. Me encantan los grumitos, chispitas, de chocolate, o como se llamen, yo los llamo así. Al terminar, lo recojo todo y me dirijo a mi habitación para encender el ordenador y escribir en este blog este post. Y no termino aun, hago una pausa, pues me voy a la ducha. Allá dejo que el agua moje mi pelo, haciéndolo nuevo, en otro mundo, el mío, donde me sumerjo. Seguidamente de ducharme, vuelvo al post y allí termino la última frase, esta que estás leyendo a continuación.

  • desencajas

    A veces no encajas, desencajas.

  • Pienso y siento

    Pienso que me estoy perdiendo, perdida me siento.

    Siento que te quiero, querida no me siento.

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  • Correspondencia

    Tengo tan mala suerte que si me tirara a la vía de un tren, éste pararía justo al punto del impacto. Sí, sería tan deprimente. Y me pregunto ¿por o para qué? ¿por qué no prefiero vivir? Pero con ese sentimiento de melancolía, de vacío entero y eterno. Me pregunto cuando se detendrá. Tal vez, y sólo quizá, cuando su amor sea correspondido.

  • volver

    El dolor a veces lo dejas de lado para no regocijar en sus entrañas. Mis ojos se cristalizan, no quiero llorar otra vez. Ya lloré demasiado, parezco un pez. El que se sumerge entre las ranuras del océano. Y quiero desvanecer, volver a ser.

    Pienso, que voy a coger una manzana para llenar mi vacío, vacilo, pero desisto, es absurdo.

  • Sonríeme

    Me veo pequeña, diminuta.

    Me observo, delicada y torpe.

    Sonríeme, otra vez. Necesito ver tu sonrisa, sentir tu contacto, tus caricias.

  • la sangre

    Las estrellas del firmamento se colapsan en mi interior, en el núcleo de mi corazón que bombardea a mil por hora. La sangre, alterada, desangrada, desgarrada, te ama. ¿Por qué me cortas las alas? Necesito volar. Y quiero ver la noche estrellada pero la persiana está bajada, me oculta la realidad allá detrás, en el infinito. Y una sirena suena, otro choque colapsado en mi interior.

  • mágicas

    Mi problema es que me sincero demasiado, con palabras, mágicas.

  • Y vuelvo,

    a escribir en mis noches en vela. Estoy aquí esperando, impaciente, un mensaje tuyo. ¿Cuándo regresarás?