En El Perfume de Patrick Süskind el elemento principal es el olor, es decir, el olfato es el sentido que guía el libro, más concretamente, al protagonista, que sobrevive -como puede- a las luchas internas de su alma. Y como sufrió, y sigue sufriendo tanto, acaba viviendo una vida miserable y, además, sueña con un mundo suyo distinto, que lo transmite a través de sus acciones violentas, contradictorias.
Desde el principio se ve como su madre ha tenido una vida dura y como él, Grenouille, vivirá una desgracia continua. Y es cierto, porque lo único que le pasa son tragedias, aunque también las provoque. Son causalidades. Su fortaleza -aquello que lleva, su don- es que tiene el olfato muy desarrollado y puede olfatear cualquier cosa y percibir los olores, sentirlos muy adentro. Así que juega con esa cualidad suya, experimentando siempre a su favor y a su antojo.
En resumen, El perfume es una introspección del alma de Grenouille, porque Süskind acaba describiendo a la perfección cómo se siente y lo perdido que está cuando tiene crisis existenciales tan internas que duelen, que hacen delirar hasta tal punto de explotar, de volverse loco.
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