Aquella tarde fuimos a la playa, y pasaron tantas cosas que, entre ellas, algo marcó mi corazón como muchas otras. Fue un sinsentido, un «jódete amiga» muy bien enfocado. Una risa, un disparo, una bala en dirección al pecho. Y luego paz. Ellas no sabían, y no saben, lo que siento actualmente. Lo que descubrí luego de entender que aquello ‘ni pa’ lante ni pa’ trás’. Porque nunca me llegué a enamorar de él, de aquel chico rompecorazones. No logré conocerlo, simplemente me creé una imagen falsa; como una ilusión óptica. ¿Cómo podía conocerlo si nunca llegué a entablar conversación? Las personas se conocen, se descubren, hablando, mirando, tocando y sintiendo. Y, con él, nada. Cero.
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