Categoría: Escritos

  • Reflejo(s)

    Emborracharse a las seis de la tarde,
    no distinguir entre querer y amar(te)
    y borrar(se) una misma
    en el reflejo del espejo,
    mirada a mirada.

  • Cúrame

    Venga, nene,
    bésame
    el alma
    y cúrame la piel.

  • Viviéndome

    Fueron días rotos,
    ahora vuelve la ilusión
    por vivir(me).

  • Desamor

    Vete (jodido desamor),
    aléjate de mí.
    Es un sufrir constante,
    es un morirse presente
    y un «no avanzo» contínuo.
    Es un,
    querido
    ya no quiero querer(te).

  • ¿Volamos juntos?

    Necesito a alguien que me diga «Sí, hazlo. Yo vuelo contigo y, si no, aterrizamos juntos aunque sea de cabeza».

  • Gritos silenciosos

    Este es un mensaje de auxilio.
    Un aullido,
    un grito,
    un estallar hacia dentro.
    Un silencio,
    más de uno.
    Varios.
    Esto,
    es una nota
    para mí
    y para quien sienta que ya no puede más.
    Porque sí, porque no.
    Porque queridos lectores,
    vosotros que me leéis,
    o no.

  • Me parto, y desciendo

    ¿Cómo describir la escena?
    ¿Cómo definir, en palabras, como se parte por la mitad?
    Cuando se abre el telón de cualquier teatro;
    mi corazón y,
    con él,
    mi caparazón.
    Vuelo sin razón,
    me estrello
    por el sendero del cielo.
    Ya no hay quien
    -alguien-
    que pueda sostenerme.
    (Ni yo misma).

  • Cojo de alma

    ¿Que no me ves?
    (No me ves).
    Lo rota que estoy,
    lo mal que voy
    -por el sendero de la vida-.
    ¿Sabes qué pasa amor mío?
    Que estás cojo de alma,
    por ella (el pedazo) y no por mí.
    Porque, bueno, sigue ahí
    en tu pecho
    y yo ya no.
    -Ya no-.

  • Hechos (efímeros)

    Joder,
    quiero escribir una historia.
    Ya no sé si la mía, la tuya o la nuestra.
    Quiero escribir algo épico,
    aquello que se sale de la norma;
    un amor efímero pero lleno de realidad,
    (de amor).
    Hay dolor, más de uno.
    Se juntan,
    incrustrándose,
    muriéndose.
    Matándome.

  • Revolución

    Sin prisa y pausándome,
    el andar.
    Corazón revolucionado,
    las neuronas en el cielo
    y mis pies al vuelo
    sólo de pensar en ti.
    -Aquellos recuerdos-
    que serán eternos.
    Y el sentimiento
    que jamás se esfumará.
    Permenecerá,
    quizás,
    para toda la vida.

  • Recuerdo lejano

    Ya no leo (libros).
    Tampoco vivo (mi vida).
    Ni siento (sentimientos).
    Y miento, al verme,
    al verte
    en un recuerdo lejano.

  • Parpadeando

    Fuimos a pasear, estábamos sentados en un bar. Charlamos distendidamente mientras nos tomábamos una bebida cada uno y compartíamos unas bravas. Fue bonito mientras duró. Porque pensé, no sé por ni para qué. Hay veces que tengo miedo, y me oculto entre las sombras -las mías-.
    Y hay otras que simplemente lo suelto todo a bocajarro. Estallo. No es que pueda o no, es que no quiero guardarme lo que siento, lo que me emociona o me hace temblar.

  • Cuesta (arriba)

    El otro día paseaba por las calles de mi ciudad y no reflexioné hasta ahora, que me he puesto a escribir, a vivir entre palabras. La vida pasa volando, es fugaz y por eso hay que sentirla a cada latido.
    Es cierto, cuesta (arriba).
    No hay nada más bonito que dejarse ser, que fluir.

  • Primer latido

    No lo sé, te recuerdo -amor- del pasado. Siempre fuiste y serás mi debilidad aunque no lo parezca. Estuve enamoradísima de ti. Sin conocerte, sin siquiera hablarte, ni tocarte. Sólo me rozaste (el alma). Tan adentro. Me rompiste, quizás me rompí. Dolió tanto.
    No puede ser real lo que me está pasando ahora mismo, lo que estoy sintiendo. No hay llanto, pero sí nostalgia que arranca cada flor de mi corazón. Que se marchitan, se van. Se van. Dejé de creer en el amor por ti. Nunca regresé del todo de aquel estado tan emocional. Tan irracional.

  • Domingos

    Un domingo de família, de comida y estar en el sofá.
    Un domingo de tarde con amigos, de cine y palomitas.
    Un domingo de estallar a llorar.

  • Vivir entre libros

    Querer escribir, vivir entre libros y en una biblioteca que está llena de historias, de sucesos, de amores y desamores y, por encima de todo, de realidades. Buscar el momento y encontrar la estación exacta del desamor que me rompió el corazón. Porque el tiempo justo en el instante adecuado no existe. Y los besos de vez en cuando no sobran sino que faltan. Siempre.
    Me gustaría decirle al mundo, o a ti, que te quedases el resto de nuestros días, sí. A amar, a amarte y a amarme.

  • Sangre alterada

    Con ojeras,
    ansiedad
    y tristeza
    voy tirando
    como puedo,
    como no debo.

  • Tal vez

    Podría ser feliz si quisiera,
    sólo con un poco de voluntad.
    Pero ya no puedo.
    Y sé,
    sé,
    que así me ahogo,
    me aislo
    y me pudro
    en mi soledad.
    Créetelo,
    porque duele.

  • Adiós

    Te fuiste,
    amor mío
    y si lo escribo
    es para
    matarme lentamente.
    Palabra a palabra,
    espada contra espada
    y una perdedora
    en esta guerra
    que parecía no tener fin
    pero que la derrota derrapó
    por mi corazón
    desgarrándome.
    Joder,
    que ya no estás.
    Tu presencia,
    mi invisibilidad.

  • Mírame

    Si me miras fijamente a los ojos, mi alma, jamás verás mi calma. Soy turbia, oscura, sucia. Llena de tempestad, de dolor. Es un sin parar constante.

  • Ámalo

    Ama mi caos, ámalo. Porque soy caóticamente jodida. Te mataré, y luego moriré de un balazo en el pecho. De un portazo. Va a doler.
    (Dolerá).

  • Viviendo

    Pensar, y escribir.
    Leer, y pensar.
    Y, luego, vivir para después sentir.

  • Desnúdate

    Y cuando no tienes el mar delante, ni un libro entre tus manos, pero te tienes a ti. Respiras. Te debes (amor propio). Te amas. Lo intentas. Tócate el cuerpo, el rostro y el corazón. Escucha cómo vibra, cómo baila y siente. Porque en el fondo del pozo oscuro sientes algo. Saber el qué es bastante complicado. Siempre ha sido difícil para ti. Pero es tu momento y nadie te lo va a quitar. Desnúdate de penas, dolores y cicatrices. De inseguridades y miedos. Quitátelos afrontándolos. Sí, debes mirarlos de frente. De esta forma irán cayendo de tus manos trozo a trozo. Las palabras, las más duras y rotas, se romperán sólo si las has leído con los ojos abiertos. Con esperanza, amor y pasión. Con una tranquilidad immesurable. Ahí, justo, sabrás lo que es que todo se te escape y vuelva a ti simplemente aquel amor que diste una vez y no volvió jamás. Porque volverá. Creéme que el acto de quererte volverá siendo más, mucho más. Su tacto, su olor y su sentir, su caminar serán invencibles, infinitos.

  • Soñar

    Voy lenta escribiendo o, mejor dicho, no escribo. Porque no hay momentos de sentir, de vivir y fluir entre palabras. Se me escapan las ideas evadiéndose de mi ser. Es frustrante. Ya no conecto ni conmigo misma.
    Tengo proyectos que son sueños. Me encantaría hacerlos realidad, como mínimo, surfear por el camino y volar.

  • No quiero

    -Papá, no quiero ir a clase.
    -¿Por qué hija?
    -Porque no me apetece. No es una rebelación. Es, simplemente, que no me apetece. Me disgusta la sociedad y cómo está formado el sistema educativo. Y ya me cansa. Y sé que, o me adapto a él o muero en el intento, de intentarlo.
    Además me apasiona escribir. Me quedaría todo el día escribiendo. Y también me gusta leer. En mis tiempos muertos lo hago y lo seguiré haciendo. A veces los provoco (los espacios en blanco) yo, así tengo más tiempo y leo más horas.
    Y sé que suena a excusa tonta: quiero ser escritora. Toda mi vida lo he dicho, lo deseé. Lo intenté. Hace poco que me he percatado de algo: ya lo soy. De hecho, lo estoy siendo porque escribo.
    Lo que me parece repugnante es que digan que de escribir no se puede vivir. Pero es que yo vivo de la escritura sin ganar ni un centavo, y vivo por y para ella (yo). ¿Me explico? Nadie nunca me ha apoyado, ni siquiera me han dicho que siga mi sueño, o quizás sí. Lo que no me dijeron es cómo. Y me doy cuenta que sin querer, por impulso, con necesidad y de corazón lo estoy logrando. Es tan reconfortante que me siento vacía. Fíjate tú la ironía.

  • ¿Qué más?

    ¿Qué piensa un libro? O, mejor pregunta aún, ¿Cómo está pensando? Porque una obra de arte, como es un libro, ya ha pensado y ha sido por su autor; el escritor. Este, que suelta bombas como verdades, las suyas, y las plasma en el papel para contar aquello sentido y vivido. Es bonito, pero duele. El proceso de escribir es algo immesurablemente doloroso. Para conocerse hay que dejar reposar el sentimiento. Después, hacer una introspección, o más de una. Normalmente son muchas. Pero es no es lo importante, lo realmente destacable es lo que uno cuenta o quiere llegar a contar. Y lo bonito de todo esto es cómo se interpreta, cómo le damos significado a las palabras, a las frases y a los párrafos. Cómo concluimos el libro, para nosotros que, para cada uno, es un proceso distinto y muy hermoso.

  • Empápate (o no)

    1984 de George Orwell me esperaba. Ahí, sentado en donde tengo los libros pendientes de leer. De hecho me observaba con, no sé, esperanza. Sí, esperanza. Y seguro que se decía, pacientemente y sin prisa, ‘me leerá’. Sabía que no era el momento quizás porque estoy espesa, rancia y con poca nitidez como para leer. Es decir, hay libros que son tu momento y, otros, que deben esperar para ser leídos. El lector tiene que atrapar esos instantes, conocerse y, además, leerse. Hacerse una introspección del momento por el cual está pasando. Y sí, no hay más. Claro que uno puede leer cualquiera cuando sea, pero no será lo mismo. Leer es para empaparse de palabras, absorberlas y, posteriormente, reflexionarlas con autocrítica y mente abierta. Porque de lo contrario, ¿De qué sirve la lectura si no es para pensar, para sentir, para amar(se) y fluir con las frases?

  • Quizás con amor propio

    Escribo porque el odio, hacia mi misma, me carcorme. Para sacarme de las entrañas aquello invisible que no está pero se palpa, se nota, se huele: los monstruos, las inseguridades y las cicatrices. Ojalá desprenderme de ellos. ¿Quizás con un ‘os quiero’ se irán? Bueno, si se marchan que sea con un ‘me amo’ real. De mí para mí. Y decirle a mi yo del futuro que todo pasa, y tan rápido que la incerteza mata para hacerte revivir. Que no es necesario lloriquear, que lo importante aquí es esforzarse y no para algo, sino para alguien. ¿Me entendéis? Es muy fácil escribirlo o incluso decirlo, pero hacerlo… Eso, ya es otra cosa muy distinta.

Únete a otros 933 suscriptores