Desde la ventana del coche observé el cielo y las hojas otoñales que se resistían a caer al suelo mientras pensaba. Imaginé cómo sería tu partida -de dolorosa-. Me preguntaste: «¿Qué pasa?» Pues que estaba triste, la melancolía empezó a apoderarse de mí. Reflexioné muchas cosas, entre todas, qué sería de nosotros. ¿Una aventura que terminaría, no por nosotros, sino por un acontecimiento radical? ¿Tenía que ser así? No pude resistirme en imaginar cómo el avión despegaba contigo allí y conmigo aquí. ¿Por qué me tuve que enamorar de ti? ¿Por qué tuve que enamorarme de un hombre que luego se irá lejos de mí?
Caída descomunal
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