Camino entre el bullicio de gente pasando desapercibida. Aun siendo extranjera sigo estando en el mismo país. Observo las paredes, todas llenas de azulejos distintos. Cada una tiene su encanto. Y me enamoro de la ciudad. Porque aunque sea antigua es hermosa. Y no hay nada más bonito que quedarse con lo ambiguo; la raíz.
Y sigo pasmada, boquiabierta. Estoy contenta.
Hay vagabundos, hay artistas, hay guiris.
Hay.
Todo lleva a un conjunto de desigualdades, de desencaje y de desorden.
El caos; y qué bien se siente.
Azulejos
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