¿Por qué han puesto relojes?
Deteniendo el tiempo en cada bala perdida.
Cálame hasta los huesos, sesos enternecidos, o sexo, humedecido.
Sé que te corres con mis palabras,
que corres, quería decir.
Leyéndolas, saboreándolas.
Son expertas ¿eh? Porque salen, así de simple. Yo me pierdo en ellas, retumban mis sirenas por ti.
Ahora te has perdido, lo sé.
Sólo te diré que, estas, son mis senos que, a conjunto con mis gemidos, vuelan por ti.
Relojes para alcanzarlo todo.
Balas perdidas, son dardos, como besos.
Humedécete, bien bien, córrete, lámete, quiérete.
Palabras, disparadas en silencios.
Saborea mis labios, los vas a echar de menos, o de más. Qué se yo.
Sólo sé audaz.
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