Aire de Dylan de Enrique Vila-Matas es una crítica del postmodernismo y trata sobre aquel ser humano que cae en su propio hueco y se hunde descendiendo cada vez más. Ese hombre es Vilnius, artista, depresivo, roto, de donde se desarrollará el conflicto de la novela, en base a sus intríngulis internos.
La novela se divide en varios capítulos separados por tres bloques: «Teatro de realidad», «Teatro de ratonera» y «Teatro de la memoria». Estos tres bloques o «teatros» son narrados por Vilnius y los capítulos restantes son explicados por el narrador o escritor espectador.
Así pues, la historia es explicada desde dos perspectivas, es decir, partiendo de un narrador o escritor espectador del cual desconocemos su nombre. Y, la otra visión, es expuesta por Vilnius Lancastre, protagonista principal quien es contrapuesto a Juan, su padre.
Entonces, el problema principal se mezcla con el personaje que parece secundario, pero que es tan primordial como el protagonista, pues son padre e hijo: Juan Lancastre y Vilnius Lancastre. Uno viviendo a raíz del esfuerzo quien trabaja por tener un futuro mejor. El otro, sobreviviendo como puede, ya que es un hombre lleno de humo en la cabeza, pues su objetivo consiste en el arte de no hacer nada.
Respecto a la forma en cómo se narran los sucesos, podemos apreciar un contraste entre de qué va el conflicto: sobre la tristeza interna que siente Vilnius a raíz del fallecimiento de su padre. Y, además, cómo es narrado, es decir, desde una visión totalmente subjetiva, pues solo obtenemos diferentes verdades que juntas forman una única verdad, pero nunca una realidad.
En definitiva, es una obra literaria que va sobre la muerte y la sensación de estar muerto en vida, donde sentimos cada recoveco roto de Vilnius.
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