El dolor a veces lo dejas de lado para no regocijar en sus entrañas. Mis ojos se cristalizan, no quiero llorar otra vez. Ya lloré demasiado, parezco un pez. El que se sumerge entre las ranuras del océano. Y quiero desvanecer, volver a ser.
Pienso, que voy a coger una manzana para llenar mi vacío, vacilo, pero desisto, es absurdo.
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