Había una vez,
una niña que se convirtió en mujer.
Llena de cicatrices, de dolores y desamores.
Entonces, un día, apareció él para cambiar su pensamiento, su forma de sentir y ver el mundo.
Hermoso.
Ya no era autodestrucción;
sino comprensión,
empatía,
valentía
y amor mutuo.
Sanar, simplemente, sanar.

Descubre más desde PEREZITABLOG

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo