Soy un caos solitario, quien anda sin rumbo creyendo en un destino indefinido, sumergido.
Sólo, quiero volar. Sólo eso. También respirar, un poco quizás. Llenar mis pulmones de sinceridad y salir a buscarte, para encontrarte y cantarte, soplarte, todo lo que no te dije en su momento, porque, tal vez, no alcancé mi sinceridad máxima. Sé y siento que me entiendes, y que eres mi única salida, aunque seas mi principio y mi final. Te necesito, eso es todo. Y, aun así sin buscar tu necesidad, me siento viva pero más aun cuando tú estás conmigo, hablando como un amigo incondicional, porque, ¿qué somos?
Después de todo, nada ha cambiado excepto mis sentimientos por ti y los tuyos por mí. Siento que te quiero y, ahora, más que nunca, te necesito. Porque no hay nadie en este mundo que me entienda, ni comprenda, ni tenga la intención de hacerlo. Sólo te pido que sigas vivo, que conmigo no te vas a arrepentir.
Que volaremos hacia la eternidad, seremos, sobretodo, seremos, ¿sí? Ojú, estés en aquel lugar tan inesperado, tan deseado y me anheles con toda tu alma como yo hago contigo. ¿Sabes? A veces siento como el mundo se me cae encima y me hundo hacia la deriva, sin poder, ni querer, seguir. ¿Pero qué puedes hacer? Si lo único que se debe hacer en este mundo es seguir. ¿Y por qué no te paras un instante? Detente, ¿dónde vas corriendo tan deprisa? Espérate, que la risa estalle. No corras tanto, camina, lentamente. Porque, hay que saborear el tiempo, el instante, y fotografiarlo. Por eso nunca dejo de observar el paisaje, porque va a tiempo con mi corazón, acompañándome en cada estación.
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