El viento encolerizado mueve mis entrañas, haciéndolas desvanecer. Matándolas.
No son, están inertes. Como las margaritas que se escapan del astro solar y van hacia la oscuridad.
Como yo. Me alejo de todo ser divino.
No quiero luz, quiero sombra;
y encontrarme entre mis pliegues de pieles, mis cicatrices y mis rasguños. Mis agujeros llenos de pena y tristeza.
Quiero encontrarme, otra vez. Y perderme entre el aire, meterme y volar con sus corrientes. Subir a la cima y pegarme un tiro en el corazón, dejarlo ahuecado y matar mi pensamiento de una caída por el acantilado.
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