Un «Aun te quiero»,
un suspiro de vuelta.
Un adiós,
y un porqué.
Un «Nunca lo quise»
y un «Ahora lo quiero a vos»
con todo mi ser a su alma y a su cuerpo.
Otro «Yo también te quiero, amor».
Y se fueron a volar por el Universo,
siendo estrellas andantes,
haciéndose brillar mutuamente.
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