Etiqueta: locura

  • ¡Hey!

    ¿Ya conoces mis libros autopublicados? Si te interesa, ¡sigue leyendo!

    Mañana Aurora estará gratuito… ¿Te unes a la locura?

    Y a continuación mis otros dos libros: el poemario ¿Te puedo escribir algo? y Descendent, una novela paranormal.

    Pd. Gracias por leerme, ¿Te animas a que yo te lea? Déjame en comentarios tus obras literarias, ¿Te unes al caos?

  • Una noche rota

    Entonces, tu vida, alrededor tuyo, va dando giros, vueltas en ella misma. Y te mareas, aleteas y, justo, caes en tu jodido hueco. Se te ha roto algo, el corazón, porque mientras observas a tu hermana, estallas. Empatizando, preocupada no por el qué sino por cómo ella afrontará la situación. Vaya suceso, puto agujero negro.
    Porque se divide mentalmente en mil pensamientos que van en círculo, en bucle. Porque se ha partido en dos, ahora es dominada por la depresión, que se personifica en su cuerpo, animalizándola durante unos escasos pero intensos minutos.
    Es tu reflejo, ahora sois la misma. Comprendes, y te gustaría tomarte un café enfrente suyo y decirle que tranquila que esto pasará, pero no pasa. La miras, la observas y te echas a su lado. Ahí, en su miseria. Vaya maneras, y qué forma -abstracta-, cómo se enciende, qué malditas las garras del monstruo.
    Te vas deshaciendo al vaivén de cómo ella va muriéndose internamente. Sientes, demasiado, entre todas esas mierdas, compasión y cariño y amor. Sabes que, en unos días, o todo descenderá o será un desencadenamiento de acciones marchitas.
    Tengo miedo.

  • Muriéndome mientras te quiero

    Otra forma de morir, o de sanar. Con la bestia dentro, el monstruo se tranquiliza. Tu corazón brilla al son de aquella ola colérica, con furia. Mucha. Y la llama, que estalla, que aún estalla. Dime, solo respóndeme la pregunta:

    ¿Me estás queriendo al mismo tiempo que late el viento? 

    Porque yo sí, yo lo siento, aquí, en mi pecho. Y voy muriendo.

  • Nights

    Si tengo que describir la noche no acabo. Porque mientras unas saliéndose de la norma, entrando en el vicio, yo feliz. Bien borracha pero contenta. Por mí. Por lo que llegué a vivir y por lo que superé y sigo superando. Que la vida ya no son dos días sino que empieza a las doce y termina a las seis chupándonos todos los pies, por reírnos a carcajada mientras charlamos sentados en unas sillas de cualquier bar, de aquella plaza. Mientras ellos… Ya no quiero nombrar porque soy cómplice, de los dos. Me duele, me mata, me pone mala. Desisto, aún así resisto.

  • Cosiéndome las heridas

    Fui,
    yo,
    aquel sastre que se cosió la herida.
    Que le dolió más cuando se cerró
    que cuando estaba abierta.
    Porque nunca llegó a cicatrizar.
    Seguía sangrando,
    llorando.
    Y, arrasando el suelo,
    (la herida)
    sufrió más que amó.
    El peso del corazón,
    del amor,
    fue un calvario.

  • Quiero caos

    Necesito oxígeno, no sé, ir al bosque o al mar a respirar(me). Quiero soledad, quiero paz y amor -por y para mí-. Porque… Actualmente estoy en un océano lleno de dolor, y tristeza. Me hundo en la miseria de lo que algunos llaman ‘vida’ -muerte-. ¿Me sigues? Vodka, y un poco de locura. Eso también lo necesito, y ya. No puedo. Estoy en la jodida rutina, y cuando acabe ¿Qué? Pues suicidémonos colectivamente para así sanar cada uno en su respectivo corazón; hecho pedazos, trizas. Destrezas y cerebros sin razones, o con mucha lógica.
    ¿Sabes qué pasa? Tan y tan poco, algo, aquello insignificante. Que, nada. -Nada-. Y quiero gritar en la calle y que me miren todos para luego unirse a un chillido muy necesrio. Sacar las tripas fuera y, por fin, sanar de toda la mierda. De todo lo que ya no cabe en esta cabecita ilógica.
    Me he cansado de ti, de mí. De esto y de lo otro. De lo de allá, de lo de aquí. De lo que fue, es y hasta de lo que será. Del mañana.
    Creo que ya me perdí.
    (Creo) que quiero caos. Uno que sea irrompible y que vaya agrandando hasta que yo -misma- explote.
    Porque quiero lo exótico,
    lo loco,
    lo podrido,
    lo negro
    y lo sucio.
    -Quiero caos-.
    Joder, sí, dame un orgasmo de caos.

  • Alocadas

    ¿Te acuerdas, amiga?
    Cuando escuchábamos a Amy Winehouse en los pasillos del instituto.
    Nos flipaba, éramos unas amantes del vivir;
    de volar entre cuatro paredes,
    de arriesgar
    y ser más que estar.
    Los profesores diciéndonos que aquello no era permitido.
    Y digo yo, ¿Qué sabéis vosotros del arte?
    De escuchar y más que oír sentir.
    -Sentir-,
    tú y yo alocadas,
    y bailando lo imposible,
    lo indefinible,
    lo infinito.
    Aquellas éramos -somos-.
    En los huesos,
    calándose -la melodía- en el corazón.
    Y empatizando y sufriendo;
    por ella,
    por nosotras
    y por todos aquellos
    -los que sufrieron, los que aún sufren-.
    Porque al fin y al cabo,
    lo que nos queda
    es un recuerdo lleno de amor.

  • Sentir(me)

    Me siento sola,
    loca
    y rota.

  • Locura personificada

    Un día me emborracharé e iré a ver el atardecer hasta que salga el sol. Y saltaré piedras y volaré con las manos en forma de avión y contaré las estrellas hasta perder el control. «No estoy bien» me repito una y otra vez hasta acabar llorando internamente. Y vaya caos soy. Me quiero volver loca, ser la locura personificada. Arrastrando los pies y con la sonrisa falsa, ese es mi lema o mi forma de vivir. Qué jodida, sí, yo.
    Quiero vivir, mucho.
    Sentir, a ratos e intensamente.
    Volar siempre y nunca caer.
    Necesito otro amanecer, uno distinto, uno que me grite, a pedazos. Que todo se está rompiendo pero que se reconstruirá.
    ¿Cambiará?
    La vida se me parte en dos;
    más quemada de alma que de rostro.