¿De qué escribiré? ¿De qué iré escribiendo el día de mañana? ¿De qué forma? ¿Y con qué modales? Aquellos que perdí. ¿Aún los conservo? Abro la galería de donde se van cayendo los cuadros pincelados a palabras. Estoy narrando cómo se deforman los libros y con ellos, a destellos, varios tempos de la literatura, que se deshace a medida. Las frases, ahora hechas, se abren de un sentido gracias a las tonalidades del pasado que fueron grisáceas. Les costó tiempo, les tomaron fotografías, aún con la caligrafía sin mucha tinta, pues se fue arrastrando. ¿Debería decidir? No sé ni escribir. ¿Describirme? Lo único que quiero es bailar, pecar en la pista moviendo las caderas al son de mis ideales que, actualmente son nulos, están desfasados, algunos enturbiados y, los otros, nublados. El caso es que me apetece colocar el punto final, hacer un «borrón y sonrisa nueva». Culminar el penúltimo vaivén ya que el restante es por donde danzaré, así, al son de mi queridísimo corazón. Dame ese colocón, me pertenece. Brillo, estoy burlando la deseada tristeza, echándose a reír. Ahora me levanto, se me rompió la punta del tacón. Después, se partió y entró la dinamita, o esa, yo.
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El texto en blanco, y la novela
Voy en blanco, soy la «tabula rasa» que arrasa sin nada. Me compongo diciéndome, cayéndome, y de esos pedazos saco la mierda, la miseria inquieta. Creía, luego sentí y, a posteriori, decidí. Derramé alguna lágrima. También comprendí de dónde vengo, aunque ya no sé mi dirección. Consistía en algo de dos, pero voy algo perdida, poco a poco ahueco el pozo, que paulatinamente se deshaucia solitariamente.
El caso es que (discúlpame el pretexto) sigo aquí, en este bucle entero, que parece que escribo o que me describo. ¿El hecho? Que voy, que me cuelgo y que me desvivo. ¿Era al revés? Yo ni lo sé ni tampoco lo sabré porque con el quehacer de mi monotonía seca y eterna me quedo quieta.
Soy la mosca muerta, la luna solitaria, la oscuridad ensombreciéndose. Enciéndeme esta, vida, tal vez sea la vencida o la opción desubicada. Se me cruzan las palabras. Serán las letras, las coletillas y las comillas que se destierran, que se encierran como si fuese todavía más palpable, más posible. Así que el resultado de hoy es este. Sigue leyéndome, quizás crees encontrar, aunque te comparte, en un futuro mi nueva novela, puedes dedicarte a leerme, a indagar, a soñar, a volar o a ninguna de las anteriores.
Así soy yo
Lo siento si escribo esto o lo otro… Pero es lo que me pide el cuerpo. Lo que más necesito hacer. No voy a cambiar mi corazón y escribir lo que debería sentir según tu perspectiva. No. Estoy agotada de que me mires así,
de que no me hables.
De la ignorancia y de tu actitud.
Hablemos de ella.
En cierto modo es falsa, ópaca y deshauciada de ti misma. Es una forma de ser que me rebienta.
Ojalá estalles como yo.Ocultándome
Maquillarme,
otra bonita forma de ocultarme.
De esconder mis ojeras,
de vivir por los suelos.
De sentir y hacerlo de tal forma que el vaso está derramando agua y yo ahí con ímpetu de seguir. De tirar, pero hacia atrás y de cabeza al hoyo. Un hilo de voz que me susurra la nada, el vacío. El hueco dolorido.