Cuando quieres llorar pero no puedes -o no debes-. Porque el lugar, el tiempo y las personas que te rodean no te van a arropar. No van a empatizar, a sentir tu sentimiento, tu llanto (interno).
Entonces, el cielo, las paredes de aquel edificio o, simplemente, el latir de tu corazón comienza el concierto. Se inicia en aquel arte tan desolador.
Porque es un mar -de lágrimas- seco, sin agua ni sal. Que duele, que mata (mata).
Es como ser la muerte andante.
Mar en sequía
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