Que triste y desolador es romperse a pedazos.
Gota a gota desmoronándose por el dolor.
Y no saber ni querer arroparte a nadie. Un simple abrazo, un beso en la nariz. Un quizás y un ojalá.
Porque me quiero, pero a veces mi actitud cambia, mis instintos paran y mis impulsos amanecen sacando toda la frustración de mi corazón.
No hay ni uno que me entienda y, cuando lo hacen, se esconden entre las sombras y no se disponen a ayudarte. Que a veces no necesitas ayuda, simplemente que te escuchen y te mimen. Y te abracen y se queden contigo en el abismo.
Saber que alguien está contigo y no contra ti.
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