Telarañas

A veces me dicen lo típico de: «No te veo muy ilusionada con él». Y yo me pregunto: «¿Pero te lo tengo que demostrar a ti o a él?»
Porque no se trata de sentir con la mente y en otra parte, sino con el corazón y en su arte. Que a veces te añoro, entonces me entristezco y me pongo melancólica. Y por eso mis ojos se ausentan y se hunden en la miseria del dolor.
Ellos, ellos no me ven, no nos ven. No están, y mucho menos, no son con nosotros. Es relación de dos, y no de tres o más. Así que menos hablar y más sentir.
Que los pulmones los tengo llenos de rosas florecidas y aunque tengan espinas, se enternecen al primer segundo de verte. Y respiran, respiran paz.
Y, y me cuestiono: «¿Qué van a saber ellos?»
Luego, dentro de mi caos y locura, me enfrío y muero en soledad por pensar cosas que no son. Y me ensombrezco ocultándome, escapándome de la realidad e inventándome películas que son demasiado cuento.

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