¿Y cómo describir la sensación de que cada vez te quiero más?

Llegar a amarte y seguir haciéndolo,

queriendo y sin querer y porque sí.

Te introduciste en mí en aquel primer ir y venir,

en aquel entrar y salir.

Y te quedaste, y me quedé.

Nos miramos como la primera vez,

lo seguimos haciendo volando en aquel placer.

Porque llegué, te miré y sorprendida me quedé, allí de pie.

Un beso en el aire y un «Te quiero» en la mirada.

Viniste hacia mí, me llevaste hacia ti.

Introduciéndonos en un placer inolvidable, único e inquebrantable.

Volar, y soñar, y volver a volar.

Y mientras la música sonaba, creando un momento que jamás se repetirá, me sumergí en un mundo ajeno a ellos.

En tu mundo, en el nuestro.

No había palabras, sólo alas,

y gemidos en nuestra canción de amor.

Un nido ideal y a la vez realista, que se movía al compás del sonido que hacía un violinista.

A veces breve, a veces largo.

Grave o agudo.

Amargo y dulce al mismo compás.

Un sentimiento de felicidad máxima al terminar, unas sonrisas que irradiaban complicidad.

Un «Te quiero»,

un «Te amo»

y un lo siento,

aquí, muy adentro.

14:04 h.

19, de Junio del 2019

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