Etiqueta: soñar

  • El poema desquiciado

    Por fin digo «por fin» sin decir «por fin». Te parecerá extraño. ¿A mí? Cuéntame los lunares y déjate de cuentos que van sin fin o escasean de lucidez. Me apetece ser la luna, o cualquier estrella que no se estrelle. ¿Ya lo estoy siendo? Enamórate de la felicidad y siempre terminarás en el bucle del sueño que tiene mucha finalidad llena de verdad, una muy pura. ¿Y las historias? Mejor pregúntate si la nuestra es de un nosotros lejano o cercano, de aquí al lado de las praderas, o romerías. O del lado de los colores translúcidos en que abundan los amaneceres grisáceos. Yo me quiero, yo me quiero, yo me quiero… me voy diciendo. Quédate así quieto y no muevas ni un dedo, o muévelos todos. Solo me apetece ensuciarme de palabras inéditas o excluidas o extraídas o extranjeras. Sencillamente me encantaría ser la poesía en persona y, al final, mi cara, y toda yo, somos un poema, aquel de prosa poética: el más breve y, al mismo tiempo, el que narra la nada y es la nada a la vez. La mirada déjala en el pasado, que se estanque.

  • Soñar

    Voy lenta escribiendo o, mejor dicho, no escribo. Porque no hay momentos de sentir, de vivir y fluir entre palabras. Se me escapan las ideas evadiéndose de mi ser. Es frustrante. Ya no conecto ni conmigo misma.
    Tengo proyectos que son sueños. Me encantaría hacerlos realidad, como mínimo, surfear por el camino y volar.

  • Martes

    Marte(s),
    con ese de soñar
    o saltar.
    Y caer y sufrir.
    Porque después de una ilusión viene la decepción.

  • Literatura

    Empápate de literatura, de la lluvia de palabras que caen como cascadas.
    Adéntrate, aventúrate, a un nuevo mundo.
    Pero antes vive o, mejor aún, sueña.

  • El acto de escribir

    No sé de qué me sirve encender el ordenador y abrir una hoja en blanco. Porque no me salen las palabras, ni las ideas. Y mi mente está bloqueada. Hay dolor, angustia y miedo; a no poder. A dejar de ser -yo misma-. No verme de otra forma, no rascar esas capas mías, que son de más, que sobran. Porque sí, hay que bucear en las profundidades, escarbar, ir más allá de la superficie. Hasta que duela, hasta llegar a una crisis existencial, o más de una. Y moverse en bucle, en un círculo vicioso.
    No puedo.
    Simplemente, soy feliz. Estoy en paz, conmigo, con los demás. En cierto modo está bien estar bien, pero por otro lado, ¿Cuándo volveré?
    A ser yo, la que se hundía, la que no se veía y luego salía a volar entre letras. A serlas.
    A escribirlas y ser un caos desastroso pero lleno -de sentimiento puro-.

  • Me he enamorado

    Me he enamorado de ti, de tus flores que nacen de tu alma, de tu rostro, de tu mirada. De tus ojos negros que desprenden luz. De tu sinceridad y de tu buena vibra. Me he enamorado, y es tan hermoso. Un nosotros en el mar observando el atardecer. Y como caen las lágrimas del cielo, y como cae la luz en el ocaso. Y como te quiero yo, y como me gustas tú; y estar tumbados en la parte trasera del coche. Y qué locura; la desnudez. La tuya. De tu corazón. Las sábanas blancas y un poco de pasión. Un revolcón y dos y tres. Y a pesar de todo estar y ser. Seguir, sentir, vivir.

  • El acto de amar

    Un día te florecerán las rosas de tu alma, y después de sobrevivir sin nada, crecerás y apreciarás el amar; el solo y el acompañado.

  • Nunca jamás

    Ficción tras ficción,
    otra decepción más.
    Vete,
    y hacia atrás.
    Bailemos un vals,
    seamos rock ‘n’ roll.
    Quiero desaparecer
    e irme a volar hacia el nunca jamás.