Burlando el tiempo
PRÓLOGO
Con una cerveza en mano, un moño a medio hacer y en bragas, aquí y ahora empieza mi nueva vida. Sentada en el balcón, observo a mi alrededor y no consigo llegar a ninguna reflexión. Después de dejar el libro que nunca termina y un móvil vacío de batería, me percato del simple hecho: necesito o me sobra algo. Estoy hueca, no soy dueña de mí. Quiero un cambio, un giro o nada. Y si escribo esto, estas miserables verdades es porque me quiero encontrar o quizás quiero llegar a encontrar. No me pregunto, solo necesito escribir. Es necesidad, no como antes que era puro placer a pesar del esfuerzo y del sudor, pero era bonito, hermoso. Ahora es duro y cuesta arriba, porque tengo la mirada fría y, caminando en mi era, siendo veinteañera, me pierdo. Y no es malo, al contrario, es sano, pues rompe tanto que duele, que escuece. No quiero eso, sufrir, pero lo hago porque siento a instantes y en pequeñas cantidades. Me digo que es hora de cambiar, de pausar y de refrescar la vida. Es un momento de intensidad, de coger, correr y jugar con las palabras, con las verdades y las mentiras y equivocarse y volar mucho, aunque luego una se estampe y acabe derrapando. Y me gusta lo que sale de mí, de mi ser interno, de mi corazón, de mi infierno. Ya no sé si estoy aquí por qué sí o por qué no. El caso es que voy a comenzar.
Aurora
Café Frío es una historia que te paraliza el corazón, te remueve el estómago y te deja la piel intacta. Es un libro distinto, raro. Que no te esperas, ni te imaginas el giro que puede dar. Y más que trama hay amor, hay dolor. Hay vida. Este libro es un instante precioso. Si ha caído en tus manos es porque es el momento de leerlo, de tenerlo, de sentirlo. Porque esto solo es el principio de una pequeña historia que irá tomando forma.
Otoño Nevado, segunda parte de la trilogía Aurora, es una historia que, una vez te paralizó el corazón, te removió el estómago y te dejó la piel intacta, viene para arrancarte aquello menos esperado; las entrañas. Es deseo, es tristeza. La incertidumbre que te recorre por las venas. Porque es un libro original que, con el giro ya dado, te sorprende con su novedad. Impacta y, luego, mata.
Y, Alma Gélida, tercera parte de la trilogía Aurora , es una historia que te congela. Es derrumbamiento mental, es caos. Es la depresión personificada. La certidumbre está ya en tu sangre, pues este es el desenlace. Ya te ha matado, ya ha provocado que te suicides en vida.
¿Te puedo escribir algo?
«Habla, este poemario, del desamor propio y como, lentamente, me voy alejando aunque esté. Aunque siga siendo conmigo, en un baile.
Porque es un intento -de querer(me), de hablarle al espejo y al reflejo-«.
Descendent
PRÒLEG
Vull desaparèixer. Vull marxar, lluny d’aquí. Anar a un lloc, aquell que només existeixi per a mi i per a ningú més. Allà, enmig de la soledat. Allà, on ningú em pugui trobar, on no pugui trobar a ningú. Vull perdre’m, perdre’m per un temps infinitament infinit. Vull no tornar mai i quedar-me allà per sempre més. Vull anar en un món on no hi hagi ningú que et critiqui, ni que et jutgi pel que fas o el que dius, on puguis ser tu mateix i oblidar-te de tothom. I també vull plorar sense parar. Que per cada gota que caigui dels meus ulls s’esborri una tristesa, un mal moment i així successivament fins poder oblidar tot el meu passat sencer. Per poder començar de nou una nova vida i tornar a ser jo, la que era fa temps. Però no vull tornar aquí, en aquest merda món, sinó en un altre, en aquell on només existeixi jo. On pugui fer qualsevol cosa en qualsevol moment sense preocupar-me pel que puguin dir els altres. On pugui ser feliç cada dia, sent jo mateixa, amb tots els meus defectes inclosos. On hi hagi derrotes i victòries per igual. On la felicitat sigui necessària per viure i on la tristesa sigui un delicte.