Al comenzar a leer “4 3 2 1“, de Paul Auster me he quedado perpleja. No es el tipo de libros que leo habitualmente, porque en menos de dos párrafos te da una magnitud de información brutal, y para poder retener todos los detalles tienes que estar atenta al máximo; sin pestañear, y sin bostezar.
Me ha dejado abrumada. Ha sido un click, es algo que te remueve las entrañas dejándotelas estrujadas.
Paul Auster me ha achicado el corazón con sus palabras. Me ha dejado pensativa, destruyéndome y, luego, reconstruyéndome. Ha sido un instante de reflexión, un momento muy íntimo que conecta con mi pasado. Aquello que sentía superado me vuelve a doler, pero esta vez fortaleciéndome.
Ha sido un pellizco en el pecho y un cambio de sentido en la mente.